Carmen Silvia Peña Vargas
Profesora de tiempo completo de la Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad de Colima
Tras el regreso a las aulas universitarias, integrantes del cuerpo académico 85 “Educación y movimiento” de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Colima, realizaron una breve exploración con estudiantes que cursan el último semestre de la Licenciatura en Educación Física y Deporte sobre las estrategias y recursos que contribuyeron a que jóvenes universitarios continuaran con actividades físicas y deportivas en tiempos de pandemia y pospandemia.
Los jóvenes que estudian la carrera en cuestión se caracterizan por ser mayoritariamente varones, con una edad promedio de 20.9 años. La gran mayoría vive en la zona metropolitana de Colima y practican, como parte inherente a su formación, actividades físico-deportivas, tanto en formato individual como de conjunto.
Las actividades físicas-deportivas se vieron afectadas por la situación pandémica, al punto que se modificaron y adaptaron las formas de seguir practicándose, como ocurrió en todos los ámbitos. Específicamente, las y los estudiantes relataron nuevas formas de realizar las actividades desde casa, naturalmente con adaptaciones en las rutinas y con los recursos y herramientas que tenían a su alcance. En ese sentido, desde las voces de las y los estudiantes se hace evidente que la actividad físico-deportiva en pandemia fue muy difícil al principio del confinamiento doméstico, pues se tuvo que pasar por un momento de transición para adecuarse a una nueva forma de ejercitarse. En un inicio, esto ocurrió en solitario, reajustando y haciendo espacios (apilando objetos) en los hogares, aprovechando los parques cercanos, las pocas ciclovías y las canchas públicas de los barrios. Así, el hogar fue el espacio más referido por los estudiantes para rescatar sus actividades físicas, a pesar de que todo el trabajo escolar y habitual se compactó y trasladó para hacerse en casa. Aun con eso, el hogar fue la extensión más segura para no bajar la guardia.
Los jóvenes en sus hogares se volvieron consumidores y creadores de materiales en línea. Se convirtieron en una audiencia activa que recurrió a las plataformas (YouTube, principalmente) para identificar formas de ejercitarse, especialmente en entrenamientos de fuerza y resistencia, ejercicios basados en el propio peso corporal (calisténicos), rutinas de entrenamiento, de coordinación y lúdicas. También obtuvieron conocimientos para elaborar herramientas de apoyo para la ejercitación en casa, utilizando productos accesibles y, generalmente, de uso cotidiano. Finalmente, también encontrar información sobre planes alimenticios para compensar la disminución de las actividades físico-deportivas. En este contexto, los entrevistados revelan haber sido usuarios y usuarias de aplicaciones móviles (como TikTok) para identificar y desarrollar planes de entrenamientos moderados e intensos.
Las calles fueron espacios importantes de apropiación por parte de los jóvenes universitarios en el periodo de la reincorporación a la práctica físico-deportiva fuera de los hogares. Calles, banquetas amplias, parques, andadores, pequeñas canchas de basquetbol en los barrios, equipos colocados en espacios públicos (gimnasios al aire libre), todos estos elementos pusieron el centro de atención en el ejercicio en la vida urbana, sin que ello implique un nivel de generalización en toda la sociedad.
Los gimnasios, desde las voces de los estudiantes, representan espacios predilectos para el ejercicio de carácter aeróbico, de fuerza, clases dirigidas, entre otros. Durante la pandemia, este escenario se echó de menos por ser un espacio de socialización muy fuerte para nuestros estudiantes. En los tiempos que corren, asistir al gym es una práctica que se retoma poco a poco con fuerza; sin embargo, implica acatar una nueva cultura desde que se ingresa, cuando se usa el equipo y las formas de socializar. Las instalaciones han adoptado prácticas más seguras de higiene y ventilación, incluso nuevas tendencias para flexibilizar otras formas de atraer nuevos usuarios y usuarias desde clases remotas online.
Al cuestionar a los jóvenes sobre la implementación de prácticas o medidas diferentes en su institución después de la pandemia por COVID-19 —en términos de instalaciones y actividades físico-deportivas—, básicamente las respuestas se concentran en señalar la existencia de protocolos de seguridad e higiene que son notorios en el ingreso. Además, al interior de los espacios deportivos abundan señaléticas de las distintas recomendaciones que deben acatar los usuarios de los equipos y espacios. Por otro lado, los monitores, entrenadores y equipo técnico contribuyen a la labor de sensibilizar sobre estos temas.
En términos generales, hay un consenso en los jóvenes sobre el hecho de que la pandemia propició repensar en la importancia que tiene la actividad física y deportiva, mantenerse en buen estado y adoptar hábitos alimenticios saludables. También coinciden en que esta situación aceleró algunas tendencias para repensar otras formas de propiciar la actividad física en la población.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la actividad física, el ejercicio, el deporte, la recreación y los buenos hábitos alimenticios son pilares protectores que contribuyen al bienestar del ser humano y las educadoras y educadores físicos en formación los asumen como ingredientes clave a fortalecer, inculcar y promover en su entorno, más aún en estos momentos en los que la pandemia y pospandemia por el COVID-19 trastocaron la dinámica cotidiana. Luego entonces, el papel que juegan las universidades es de suma relevancia para formar habilidades sociales, liderazgos, valores, capacidades de los jóvenes a través del deporte, tal como lo ha puesto de manifiesto la Unesco y las directrices de la Federación Internacional de Deporte Universitario (FIDE): “el deporte ofrece a los estudiantes la oportunidad de adquirir los atributos clave necesarios para el desarrollo de sus futuras carreras. El deporte debe estar completamente integrado en la educación superior y en las infraestructuras de investigación”.