Dra. Rossana Tamara Medina Valencia

Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Colima

 

La importancia de la educación del ocio y la práctica deportiva que se ha adquirido en la sociedad moderna, tiene como uno de los principales indicadores el progresivo aumento del tiempo libre, en tanto tiempo liberado del trabajo y disponible para uno mismo; y los múltiples intentos de establecer un uso racional del tiempo. Por otra parte, el aumento de la expectativa de vida reduce el impacto que la vida estudiantil tiene en el universitario.

Según estudios recientes, las preferencias de las actividades que realizan los jóvenes en su tiempo libre son escuchar música, el uso de redes sociales y frecuentar bares; sin embargo, cuando se comparan con las actividades encaminadas a la lectura de libros, el uso de tecnología con otros fines,  así como la participación en asociaciones y prácticas deportivas, podemos observar que las y los jóvenes de educación superior presentan porcentajes mayores en estas prácticas  que el resto de la población joven.

Con base en estos porcentajes, se deduce que el significado del tiempo libre para los universitarios es resultado de sus estilos de vida: de los comportamientos, los intereses y preferencias recreativas o deportivas, de las emociones que les generan sus prácticas, de las motivaciones que tienen hacia las actividades que realizan y de los aspectos socioculturales. Los estudiantes universitarios tienen significaciones del tiempo libre y las prácticas de ocio, recreación y deporte que se basan en conceptos clásicos como relajación, recreación, deporte, un tiempo para compensar y contrarrestar los efectos no deseados de responsabilidades, como el estudio, es un tiempo para liberarse, entre otras expresiones brindadas.

Por otra parte, los seres humanos realizan diversas actividades en su vida cotidiana, como el estudio, el trabajo, el descanso y las requeridas para abastecer sus necesidades principales. Dentro de éstas se encuentran el deporte, la diversión, el esparcimiento, la activación física, convivencia y un sin número de actividades recreativas que permiten disfrutar o gozar la vida con mayor satisfacción.

Si analizamos las necesidades del ser humano, la teoría de Maslow las ordena en forma de pirámide, primeramente, el ser humano debe de cumplir las necesidades fisiológicas, como son los alimentos, dormir, la vestimenta, bañarse; de estas siguen las relativas a la seguridad, el tener una vivienda, un seguro médico, trabajo; después, sigue la necesidad de pertenencia, el tener una familia, estar bien con ella, amigos, pareja, un club, comunidad, luego la necesidad de la estima, aquí entra el reconocimiento, la confianza, el respeto, éxito y, por último, la necesidad de autorrealización: lograr metas, solucionar problemas, auto superación, desarrollo personal, entre otras; para poder llegar a esta última necesidad hay que cumplir la primera, que permite subir al siguiente escalón y estar autorrealizados.

La historia se ha encargado de marcar la división de las actividades laborales dependiendo del género, donde a la mujer se le ha asignado las tareas domésticas, que para ellas son más responsabilidades y obligaciones. Aunque los tiempos y costumbres han cambiado y los roles en algunas familias se han modificado, la mayoría de las mujeres en México siguen llevando la responsabilidad de cuidar y organizar a la familia, combinando estas actividades con el trabajo.

Aunado a lo anterior, cuando las mujeres trabajan, también realizan las tareas domésticas y estudian, esta carga de responsabilidades en su horario diario hace que tengan ocupada la mayor de su tiempo, resultando en poco espacio para la práctica deportiva. Ahora bien, teniedo en cuenta la psicología positiva, se debe hacer referencia a las conductas saludables de las madres de familia, se debe identificar el tiempo libre como una conducta saludable que permite, por ejemplo, neutralizar el estrés en las madres de familia estudiantes. 

Habrá que retomar la idea que la sociedad patriarcal ha consolidado sobre la diferencia de roles sociales; por ésta, las capacidades que se consideraban necesarias para realizar las actividades de la esfera doméstica eran tales como: emotividad, afectividad, sensibilidad, ternura, intuición, entrega, entre otras, consideradas inherentes y de carácter natural en las mujeres. Se ha primado la función reproductora de éstas, revistiéndolas con mitos y creencias de maternidad y abnegación que, aunque parezca la labor más importante, no tiene una valoración concreta fuera del ámbito familiar.

De esta manera, las mujeres están abocadas a ocupar la mayor parte de su tiempo facilitando el tiempo de otras personas (hijos, pareja, familiares dependientes), mientras, el suyo está dedicado a una serie de asunciones, obligaciones y deberes. Tal es la responsabilidad, que se asume que muchas mujeres no consideran tener un tiempo propio para la práctica deportiva, incluso no consideran que puedan tener un deseo propio, aquel que les permita entrar en una dinámica de reafirmación personal, partiendo desde el sentirse bien con ellas mismas  a compartir con otras personas experiencias, anhelos y pensamientos para poder situarse reconociendose y reconociendo a las otras personas y, desde ahí, poder entrar en una fase productiva que las sitúe frente a su capacidad creadora como personas autónomas que adquieren un mayor crecimiento para sumarse activamente al conjunto de la sociedad. 

Las mujeres madres de familia tienen un mayor número de obligaciones, a diferencia de las mujeres que no tienen bajo su responsabilidad una familia, entre éstas están el atender o llevar las riendas de la organización del hogar, situación que genera que la mujer disponga de un menor tiempo para cubrir sus necesidades personales; aunado a esto, si decide superarse, el tiempo que dispone para satisfacer sus necesidades disminuye aún más, por el compromiso que adquiere al matricularse en alguna institución educativa. 

Durante varios años se ha comentado sobre la gran importancia que tiene la práctica deportiva y  los beneficios que tiene en diferentes estratos sociales, así como sobre los problemas que limitan a las personas para poder disponer de tiempo para su recreación o la práctica deportiva y con esto buscar estilos de vida que sean más saludables para obtener una mejora en su calidad de vida.

Por otra parte, se ha demostrado que la práctica deportiva y la convivencia social que se adquiere incluye la evolución del ser humano en el aspecto integral, por ejemplo, el cuerpo físico, el cuerpo mental, el cuerpo espiritual, así como la cualidad de poder gozar de un tiempo único específico que lo transforma en un cuerpo nuevo, en espacio y tiempo definido.

Varios autores mencionan que los diferentes tipos de roles con los que debe cumplir la mujer en la sociedad actual conllevan a una sobrecarga en sus jornadas de trabajo, esto debido a que las costumbres que ha tenido la sociedad de nuestros antepasados, le han establecido a las mujeres la responsabilidad sobre las actividades domésticas no remuneradas. A pesar de que en las últimas décadas las mujeres se han incorporado más en el área del trabajo, éstas siguen realizando las tareas domésticas y del cuidado de la familia.

En un estudio reciente, en la Universidad de Colima, analizó los hábitos de la práctica deportiva que tienen las mujeres estudiantes madres de familia universitarias del estado de Colima, al igual que su situación familiar, el uso de su tiempo libre y algunos otros aspectos, los resultados mostraron que 30.2% de la población de mujeres madres de familia estudiantes universitarias laboran turnos completos y ninguna de ellas dispone de tiempo libre entre semana para la práctica deportiva, incluso los fines de semana perefieren invertirlo en labores domésticas así como realizar tareas escolares y complacer en la práctica de actividades elegidas por los demás integrantes de la familia en compensación al tiempo otorgado al estudio y el trabajo. 

Del 69.8% restante, 16.2% laboran media jornada y las demás no realizan ninguna actividad laboral; dentro de este bloque de mujeres solo 10.9% practican algún deporte de manera habitual y, en su mayoría, se inclinan por deportes individuales como el atletismo, natación, crossfit y entrenamientos personalizados. 

Al indagar sobre las dificultades que se les presentan para la práctica deportiva se encontraron factores como la falta de tiempo, económicos, el apoyo familiar y la falta de energía; por último, al cuestionarles sobre el grado de satisfacción que sienten consigo mismas en la relación del tiempo libre y las prácticas deportivas, 71% manifestaron sentirse muy insatisfechas y tan solo 2.8% en el rango de bastante satisfechas o muy satisfechas.

Con las cifras antes mencionadas, se puede verificar que la mayoría de las mujeres estudiantes universitarias no visualizan la práctica deportiva como una necesidad o ni siquiera la consideran como posibilidad y las que lo practican lo hacen acompañadas de sus hijos o familia, ya que lo consideran como un tiempo de aprovechamiento y disfrute en familia. 

La Organización Mundial de la Salud recomienda que los adultos de entre 18 a 64 años de edad realicen actividades físicas con una acumulación, a lo largo de la semana, de entre 150 a 300 minutos de actividad física intensa o moderada, o bien un mínimo de 75 a 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa o la combinación equivalente, con el fin de obtener beneficios notables para la salud; por lo tanto, si ellas visualizaran el costo beneficio-tiempo optarían seguramente por la práctica de un deporte que sea de su elección dos veces por semana y con esto cubrirían la cuota necesaria para mantenerse en un estado óptimo de salud, que a fin de cuentas repercute en sus labores cotidianas (OMS, 2020).

 

Organización Mundial de la Salud, (12 de julio de 2021). Directrices de la OMS sobre actividad física y hábitos sedentarios: de un vistazo. Recuperado de: https://apps.who.int/iris/bitsream/handle/10665/336657/978924001511-eng.pdf

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