Dra. Adriana Isabel Andrade Sánchez
Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Colima
La inteligencia emocional (IE) es concebida como el uso adaptativo de las emociones, de manera que el individuo pueda solucionar problemas y adaptarse de forma eficaz al medio; es “una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera, se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento”.
La actividad física suele estar relacionada con la canalización y regulación de las emociones y su efecto en el rendimiento deportivo y la IE permite tomar conciencia de dichas emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones, acentuar la capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social.
El uso adecuado de las emociones beneficia tareas como la resolución de problemas, la toma de decisiones, la comunicación, la focalización de la atención y el pensamiento creativo. La comprensión de éstas permite discernir la información emocional, cómo se combinan, progresan y transitan.
Algunos estudios señalan que la inteligencia emocional y la práctica físico-deportiva generan un estado de bienestar físico, mental y académico, el cual favorece la canalización de frustraciones, así como la facilidad a la hora de tomar decisiones de forma óptima ante las diversas situaciones estresantes a las que se han de enfrentar diariamente.
Por estas razones, se encuestó a 34 seleccionados universitarios —un estudio no experimental, cuantitativo, transversal, no probabilístico por inclusión de voluntarios— de las disciplinas de atletismo, basquetbol, ciclismo, futbol, handball, taekwondo y voleibol. El 100% son estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Colima, donde 14.7% cursaban primer semestre, 2.9% tercer semestre, 61.8% quinto y 20.6% séptimo.
Para analizar la IE de las y los estudiantes, deportistas seleccionados universitarios, se utilizó el cuestionario TMMS-24 (escala rasgo de metaconocimiento emocional, por sus siglas en inglés), un instrumento basado en las cuatro habilidades que Mayer y Salovey conciben en su modelo de IE: a) percepción, evaluación y expresión de emociones, b) asimilación de las emociones en nuestro pensamiento, c) comprensión y análisis de las emociones y d) regulación reflexiva de las emociones. El TMMS-24 es un cuestionario propuesto por Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos en 2004, compuesto por 24 ítems que se responden sobre una escala de Likert de cinco puntos donde se mide la IE a través de tres factores denominados atención, claridad y reparación emocional.
Los estudiantes, deportistas seleccionados universitarios tienen en promedio 20.4 años (±1.6). El 50% de ellos, además de estudiar y entrenar, trabajan para ayudar a la economía familiar. Entre las ocupaciones mencionadas, están los de entrenador o instructor de gimnasio, profesor de voleibol, para aquellos que trabajan de lunes a viernes; y mesero, bartender, fotógrafo, laminero y taquero, los que tienen actividad económica los fines semana.
Entre las personas encuestadas se encuentran deportistas que han ganado campeonatos nacionales premier, la copa internacional de balonmano playa volcán, la copa Jalisco, la liga formativa, el torneo de facultades de futbol de bardas, el torneo nacional Copa Colima 2021, el torneo Gatorade 5vs5, liga local, juegos de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE), y han obtenido medalla de plata en la Universiada Nacional de Handball de Playa.
En el imaginario social, la actividad física está relacionada con la actividad mental y el bienestar social, ya que aquellas personas que la realizan demuestran mejores destrezas psicológicas y disminuyen la ansiedad y el estrés. La actividad física y el deporte ayudan a afrontar retos, colaborar formando parte de un equipo y así hay una relación entre la IE y la actividad física; sin embargo, a través del TMMS-24, se encontró que solo 58.8% de los seleccionados universitarios tienen una adecuada atención a sus sentimientos; sin embargo, 20.6% deben mejorar, ya que prestan poca atención, y un porcentaje igual tiene opción de mejora, ya que prestan demasiada atención a sus sentimientos.
En lo que respecta a la claridad de los sentimientos, es decir, la comprensión de los propios estados emocionales, tan solo 38.3% tienen una adecuada o una excelente comprensión (26.5% y 11.8% respectivamente); y 61.8% de los seleccionados universitarios debe mejorar la claridad que tiene de sus sentimientos.
Con referencia a la reparación emocional, 70.6% tienen una adecuada o una excelente regulación (50% y 20.6% respectivamente); sin embargo, 29.4% de los seleccionados universitarios deben mejorar la regulación que tienen de sus sentimientos.
Analizando de manera más detallada, 11.8% de los deportistas seleccionados universitarios participantes en el estudio, tienen puntajes inadecuados en las tres variables latentes del TMMS, es decir, presentan puntajes bajos o muy altos de atención, poca claridad y una incorrecta regulación de sus sentimientos, lo que significa que esta cantidad de deportistas universitarios tienen una inadecuada inteligencia emocional.
En el deporte competitivo se distinguen cuatro aspectos del rendimiento deportivo: físico, técnico, táctico y psicológico; en donde el aspecto táctico, se refiere al ámbito estratégico e incluye habilidades como la planeación y toma de decisiones, mientras que los aspectos psicológicos incluyen el desarrollo de habilidades cognitivas, habilidades emocionales y habilidades sociales. Aun con los resultados anteriores, solo 2.9% de los seleccionados asiste a atención o terapia psicológica de manera regular; 52.9% alguna vez fue, pero ya no lo hace; 32.4% no va, pero le interesa tener la atención; y 11.8% no va y no le interesa.
La relevancia que ha adquirido la IE en el deporte se evidencia con las investigaciones realizadas últimamente, como la de Miranda y Cantú (2022). Con los resultados obtenidos, se podría concluir que el deporte no es un factor que garantice los altos niveles de inteligencia emocional en todas las personas que lo practiquen. Se hace necesario el acompañamiento psicológico a deportistas universitarios, ya que no solo afrontan situaciones complejas de la vida cotidiana, sino que su participación como representantes deportivos podría incrementar los niveles de estrés percibido.